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15.09.2025
Las bajas temperaturas y la humedad del invierno ponen a prueba la impermeabilización de cualquier edificio. Si el exterior del edificio no está correctamente protegido, fachadas, ventanas y cubiertas pueden verse afectadas, produciendo filtraciones, pérdidas de calor y deterioros estructurales que encarecen el mantenimiento.
Preparar el edificio para el invierno significa revisar juntas y canalones, reparar sellados deteriorados y aplicar productos de calidad que ofrezcan resistencia frente a frío, lluvia y humedad, asegurando una impermeabilización duradera.
El primer paso es hacer una revisión completa del exterior del edificio para localizar los puntos de riesgo más habituales:
Ejemplo práctico: en edificios de la costa, la exposición al viento y al salitre acelera muchísimo el deterioro de las juntas de ventanas y fachadas. Detectar a tiempo fisuras o pérdida de elasticidad evitará filtraciones y daños interiores más graves.
Un sellador exterior debe garantizar un alto rendimiento a largo plazo en las condiciones más adversas: durabilidad, resistencia y compatibilidad con los materiales. Antes de elegir, asegúrate de que cumple con estas características:
Elegir un producto inadecuado puede provocar fallos prematuros en el sellado y filtraciones en la envolvente del edificio. Por eso es clave usar productos de calidad con garantías técnicas contrastadas Para cada aplicación, existen soluciones específicas que responden a necesidades muy concretas, diseñados para resolver los retos más comunes de impermeabilización exterior.
Ejemplo práctico: Tras una tormenta, un canalón con pequeñas fisuras puede empezar a gotear. Con PENOSIL Polymer MS-35 puedes sellar la grieta de inmediato, sin esperar a que se seque la superficie.
Pequeñas manchas en paredes interiores cerca de ventanas, desconchados o pintura burbujeada, eflorescencias blancas en fachadas, goteo tras lluvias, juntas endurecidas o que han perdido elasticidad. Detectarlos a tiempo ayuda a evitar daños mayores.
Lo ideal es hacer una inspección al menos una vez al año, y siempre tras eventos climáticos extremos (tormentas, heladas intensas, lluvias persistentes). En otoño es buen momento.
Limpia primero la zona afectada, asegúrate de que esté seca; luego comprueba si el sellado ha perdido elasticidad o se ha separado. Si es así, retira el sellador viejo, elige uno compatible y vuelve a sellar correctamente.
Depende de la exposición al sol, lluvia, tipo de sellador y cuidado. Bien aplicado, puede durar muchos años (5-10 años o más) si se mantiene bien, se revisa y se repara lo que se dañe.
Para lograr un sellado exterior duradero, limpia siempre la superficie antes de aplicar, utiliza un cordón de fondo en juntas profundas, selecciona un sellador compatible, trabaja dentro del rango de temperatura recomendado y alisa el cordón para un acabado uniforme.
Proteger el edificio del frío y la lluvia, ahorra energía y prolonga su durabilidad.
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